Pensamiento y praxis para construir el socialismo en América Latina

martes, 15 de abril de 2008

GRAMSCI, AMERICA LATINA Y CHAVEZ

Modesto Emilio Guerrero,
Mar del Plata, Argentina, XXX de 2007.


Es muy alentador para el pensamiento revolucionario latinoamericano observar lo que estamos presenciando esta tarde, porque no es común saber que en nuestro continente se le hagan homenajes de este tipo a un pensador y revolucionario como Antonio Gramsci.
Esto es lo primero que deseo resaltar en este encuentro de especialistas y académicos organizado por la Universidad de Mar del Plata.
Un encuentro de académicos que decide rendirle un homenaje a Gramsci y que lo hacen desde una perspectiva transformadora que trasciende los límites del aula, como le gustaría a Gramsci, eso es lo interesante. Porque hay otros tipos de homenaje, como los que tienen objetivos rituales, para rendir tributos casi bíblicos, loas y elogios a seres que parecen puros, atemporales, impolutos. Eso es lo que suelen hacer las sectas políticas, que en poco se diferencian de las sectas religiosas. Veremos que este homenaje está lejos de esa perspectiva de secta, a pesar de su encierro en este salón y su carácter académico.
Este recordatorio invoca, en cierta medida y con cierto cuidado, a lo que desarrolló Perry Anderson por allá en los años setenta en su ensayo sobre el curso del marxismo occidental después de la URSS. Trata de ubicar al personaje en su época a través de su obra y la utilidad de su obra para la transformación social. Eso es lo que he escuchado de las intervenciones de los profesores esta tarde. Anderson valoraba, en su lugar relativo, el rol jugado por la academia como refugio transitorio del pensamiento marxista frente al descalabro y degeneración que sufrió esa corriente a manos del estalinismo, la socialdemocracia y sus Estados y partidos.

Dos dimensiones del valor actual de Gramsci

Digo que esto es muy importante en dos medidas o dimensiones. La primera, que empalma, se conecta, con una renovación de las corrientes sociales y políticas latinoamericanas que se plantean hacer revoluciones para frenar la barbarie capitalista. Los podemos llamar "movimientos sociales", como de manera simplificada se les llama hoy.
Es cierto que muchos de esos movimientos no nacieron con la conciencia de lo que eran, y su capacidad potencial revolucionaria. Por eso tendieron a ser "apolíticos" o "anti partidos", porque reaccionaban contra las monstruosidades políticas previas. Fueron adquiriendo conciencia de su rol político con los enfrentamientos de los últimos años.
Es de mucha utilidad rescatar el legado teórico gramsciano desde esta perspectiva, y en esta dinámica de los nuevos movimientos sociales, aún en medio de sus desigualdades. Siempre fue así con las grandes corrientes sociales y sus relaciones contradictorias con el pensamiento revolucionario: se van conociendo y reconociendo y se identifican, se sirven y nutren con el paso del tiempo, que es la experiencia social.
Ese es el primer valor que yo le veo. Porque los conceptos elaborados por Gramsci son más complejos y actuales que los conceptos desarrollados por sus antecesores marxistas. En un sentido los continúa, pero en otro los supera, y eso es lo que lo hace útil.
Tal como pasó con otros casos como Plejanov, Kautski, Lenin, Trotsky, Parvus, Lukacs o Rosa Luxemburgo, por citar una minoría. Con las elaboraciones de Gramsci podemos comprender realidades más complejas, formadas en los años de entreguerra, que luego adquirieron dimensiones y escala mundial tras la Segunda Guerra Mundial.
Sin el concepto de hegemonía, por citar sólo uno más conocido, no sería posible comprender, por ejemplo, las mutaciones del sistema mundial imperialista de los últimos 50 años.
Que en esta Universidad se le esté brindando un homenaje, rescatando sus elaboraciones teóricas, es un aporte a esa dinámica política que hoy vive nuestro continente, porque permitirá elevar el nivel cultural, teórico, para comprender y mejorar las estrategias, políticas, los programas, las formas de organización y la calidad de las mujeres y hombres que están al frente de esas estrategias y organizaciones.
Sin un sujeto político a la altura de las circunstancias históricas, estas se desvanecen, se pierden como oportunidad revolucionaria y el sujeto político se agota o degenera.
Yo le veo eso como de una gran utilidad, o sea, que una Universidad como la UBA, que un grupo importante de académicos e investigadores de las ciencias sociales, de la historia social, se reúnan para reivindicar el esfuerzo intelectual de un tipo que tuvo el mérito de sintetizar en forma teórica su experiencia revolucionaria personal en los grandes acontecimientos que vivió en los años 20, por ejemplo la Revolución Rusa, el ascenso del fascismo y su nueva forma de Estado, o las huelgas obreras con ocupación de Turín, así como el riguroso estudio del acumulado intelectual del marxismo y otras fuentes de pensamiento clásico a la luz de su época.
Y el valor es doble si observamos que no sólo son académicos argentinos, que también están como invitados de otros lados, como la profesora Orieta Cappone, de la Universidad Bolivariana de Venezuela, que existe una relación con gente de Italia.

La otra medida o dimensión se la acaba de dar recientemente el presidente de Venezuela, el líder nacionalista bolivariano Hugo Chávez. En un acto de masas realizado en la Avenida Bolívar de Caracas, en junio (2007) ante unas 200.000 personas, la mayoría militante, utilizó las herramientas teóricas de Antonio Gramsci para sostener y explicar su proyecto revolucionario en Venezuela.
Un tercio de su discurso estuvo dedicado a explicar de la mano de Antonio Gramsci, su nueva estrategia política, la nueva situación y el instrumento político que él llama a construir para enfrentar ambas cosas.
Lo que sostengo es que eso no es una casualidad, que tiene una estrecha relación muda y sorda con las experiencias que vienen haciendo los llamados nuevos movimientos sociales, con lo que ustedes hacen hoy en calidad de homenaje vindicatorio, que seguramente tiene otras expresiones en otras partes.
Yo no tengo registro de algo parecido a lo que hace Chávez con Gramsci en la historia reciente. Menos aún si pensamos que se trata de un dirigente de carácter nacionalista, anti imperialista, menos aún si lo ubicamos en su contexto temporal: el derrumbe del Muro de Berlín y el marasmo en el que cayó el marxismo, que ya venía bastante maltrecho.
El hecho retrata a un líder particular como Chávez, cuya formación intelectual y conformaciòn política en Venezuela rompe el molde tradicional de líderes similares del nacionalismo militar y no militar tercermundista.
Pero también retrata a una época social y dentro de ella, las disrupciones que viven el marxismo y las corrientes revolucionarias.
Esto es independiente de la valoración que tengamos del líder bolivariano y lo que hace en Venezuela y América latina. El sólo hecho de proponer la construcción del PSUV con las herramientas teóricas de Antonio Gramsci, y que eso lo haga desde la tribuna ante centenares miles de militantes, recuerda a las mejores épocas del marxismo hasta los comienzos de la década de los 30, justamente la década en que el marxismo se rompe nuevamente, degenera, se estatiza, casi muere, y aparece Gramsci (con otros por suerte) como eslabón entre las mejores generaciones y las que vinieron después de la guerra.
Ustedes deben saber que en Venezuela ha comenzado a leerse masivamente a Gramsci, que la editorial El Perro y la Rana, estatal, está publicando decenas de libros de y sobre Gramsci. O sea, que ha comenzado una dinámica en la que el autor italiano que ustedes celebran hoy trata de bajar de los pequeños cenáculos de estudio en algunas facultades o en grupos políticos exiguos, o de las preocupaciones de algunos intelectuales venezolanos que lo estudiaban y de algunos libros que de vez en cuando se publicaban o traducían.
Por encima de cualquier diferencia, a Chávez le debemos el favor de haber puesto de moda a un autor marxista tan necesario hoy como ayer. Ya sabemos que Chávez puso de moda conceptos como "revolución", "socialismo", "latinoamericanismo", "anti imperialismo", bueno, hay que agregarle el pensamiento político de Gramsci.
A dónde llegará todo eso no se puede saber, habrá que esperar, lo que quiero rescatar es la relaciòn de necesidad entre los tres acontecimientos: este homenaje académico a Gramsci, el desarrollo de los nuevos movimientos sociales latinoamericanos y el rol individual de Hugo Chávez como líder de un proceso revolucionario que es parte fundamental de esos nuevos movimientos sociales en América latina.

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Modesto Emilio Guerrero/Buenos Aires
Cel: 155 933 8992

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