Pensamiento y praxis para construir el socialismo en América Latina

lunes, 13 de octubre de 2008

¿PORQUÉ GRAMSCI HOY EN AMÉRICA LATINA?

La Asociación Gramsciana, cuyos estatutos son expuestos al final de esta página, intenta reunir a aquellos pensadores y luchadores sociales y políticos, que asumen la validez praxística, en sentido amplio, de un pensamiento que tiene que ver con la cuestión fundamental de la emancipación latinoamericana en el mundo actual de la globalización .La creación de este espacio responde a la necesidad de darle a la Asociación gramsciana, una proyección que no solo suponga profundizar en el pensamiento y la obra de Antonio Gramsci. Pensamos que “conocer a Gramsci”, es solo posible en la medida que reflexionemos y actuemos en la vinculación de sus ideas con la realidad viva de los movimientos de resistencia que hoy luchanporlaemancipación latinoamericana

Los 400 obreros de Zanon, avanzada de mas de 200 empresas recuperadas, los sesenta mil habitantes de barrio Maria Elena ( Pciade Buenos Aires), movimientos asamblearios, 15 años de lucha de desocupados y petroleros en el sur argentino, piqueteros de presencia militante, un millon y medio de trabajadores sin tierra en Brasil, nuevos sindicatos que intentan romper los moldes e imponer la lucha política por la civilidad en Argentina, Los consejos populares y el nuevo sindicalismo que en los barrios populares luchan contra la corrupción de los ficcionales nuevos partidos y los burócratas, en Caracas y en de toda la República Bolivariana para intentar construir una nueva hegemonía, Los maestros de Oxaca y las Asambleas Populares que juegan su vida para recuperar el patrimonio de la memoria, la tremenda potencia de los movimientos étnicos de las naciones originarias, desde Bolivia, Perú, Ecuador hasta Chiapas
Invitamos a militantes de todos estos movimientos a acercarse a este espacio, a estudiantes y docentes de las universidades y delas instituciones del campo educativo en luchan contra el pensamiento único y contra la violencia el fascismo y el autoritarismo explícito o encubierto encubierto en el poder institucional y el tejido social

Antonio Gramsci, como Walter Benjamín, son pensadores y un militantes que piensa y actúan ( aún mas allá de su muerte física) con el pesimismo de la razón y optimismo de la voluntad, con la pasión de los oprimidos contra la violencia de los opresores. Ambos expresan esa penetrante potencia de la filosofia negativa que lo es en tanto descodifica los imaginarios con que el pensamiento hegemónico construye permanentemente para naturalizar nuestra exclusión y nuestra servidumbre al mundo de poderosos

El potente sentido iluminador que tiene el discurso gramsciano para América Latina en general y para nuestro país en particular devela la triste continuidad del poder a una sociedad política que ahoga la civilidad con el poder de la corrupción, el vaciamiento ético y el poder de las armas, ha a sido captado desde los mas extraños y opuestos lugares

En enero de 1991 el periódico L´ Unitá ( ex PCI, actual Partido democrático de Izquierda), publica un número especialmente dedicado a reinvindicar al Gramsci, como el único fundador del Comunismo italiano y denuncia que por su posición antiestalinista, fue aislado en la cárcel por sus propios compañeros de partido y “olvidado”,por su compañero y amigo cofundador Palmiro Toglatti.

Algunos pocos años antes, en 1987 diciembre en la ciudad de Mar del Plata (Argentina), se reúnen, los sicarios institucionales uniformados de un poder aún vigente.Según la información del semanario “ El Periodista” (8 enero de 1998) En el “Informe final de la Conferencia de Ejércitos Americanos, se advierte que... el pensamiento del filosófo italiano Antonio Gramsci y el pensamiento de la teología d ela Liberación son los dos sustitutos mas peligrosos de los fenecidos guerrilleros porque practica un peligroso tipo de infiltración a través dela cultura de masas y la religión...”

Es evidente que estos “reconocimientos” desde escenarios tan opuestos y desconectados, muestran como la palabra gramsciana sigue vigente y perdura mas allá de las degradaciones de aquellos que con distintas intenciones en algún momento lo invocaron.

Recordar a Gramsci a 70 años de su muerte, desde cualquier lugar de esta sociedad globalizada al comienzo del tercer milenio, no puede ser solo la manera de recordatorio u homenaje hacia un “gran filósofo del pasado”. De esta forma estaríamos, reincidiendo, en las equívocas propuestas de ciertos teóricos de la posmodernidad ,afanados en reducir la historia a la cronografía y su lectura a la inmovilidad de las “huellas” o los “monumentos” A los que hoy han sido colocados en los escenarios culturales, académicos y universitarios, como expositores de lo “nuevo, como un absoluto desde el cual quedan abolidos el sujeto histórico y su pensamiento armado por la razón crítica.
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Como ya argumentáramos en un texto anterior (Ver AAVV Gramsci en América Latina del Silencio al Olvido. Tropikos 1991). Gramsci es un “migrante literario” prematuro. Quizas la primera traducción a un idioma extranjero –al poco tiempo de su aparición en Italia – se hace en Argentina y ven la luz en los inicios de la década del 50 “Los Cuadernos de la Cárcel”. Su destino no difiere de la penuria masiva de la mayoría de los migrantes iniciales de 50 o 60 años atrás. Pero su futuro será aún peor. El inmigrante se convertirá con el tiempo en parte constitutiva y fundamental de las nuevas sociedades. El pensamiento de Gramsci, será solo una curiosidad para los movimientos socialistas y comunistas. En algunos casos tímidamente rescatado en ciertos claustros académicos universitarios, pero siempre marginado de lo que fue la intención el destino de su palabra escrita: la de insertarse en la sociedad real, a través de los movimientos políticos que tratasen, cual “moderno príncipe”, de lograr su transformación orgánica y profunda.

Habíamos afirmado en las primera páginas de este prólogo que una de las premisas sustantivas de la filosofía de la praxis es la que el hombre adquiere la capacidad de “pensarse a si mismo”. Lo cual equivale a pensarse a su relación con el otro, o sea socialmente. El hombre es persona y el pleno desarrollo de su “yoicidad” le permitiría moverse con certidumbre racional y potencia afectiva, en tiempo presente y con sentido histórico.

El hombre latinoamericano fue descalificado para este ejercicio. La conquista y posterior colonización, subhumaniza al antiguo habitante de la América Pre-Colombina. Este proceso tiene su génesis en el descubrimiento, y se prolonga en el asentamiento colonial. La certidumbre de que las culturas precolombinas latinoamericanas en toda su heterogeneidad (desde las grandes culturas de mesetas hasta tribus primitivas semi-nómadas), se definen por un “ethos” y una estructura sociocultural muy diversas a las predominantes en Europa en la época de la conquista, sólo puede ser ignorada desde los arqueotipos ideológicos de la antropología evolucionista del “continuo folk.- urbano”, en tanto modelo aurocéntrico dominante.

Hombre cuya subjetividad está plena de confusión. El aniquilamiento de las etnias primitivas, será un trasfondo remoto pero no inocuo a esta confusión. El oscuro ancestro del violento colonizador- conquistador, las turbulentas guerras civiles, sin las características de las luchas sociales que generaron el contractualismo y las grandes revoluciones europeas de los siglos XVII y XVIII, son una suma de situaciones históricas precondicionantes. Son la base del vaciamiento de una subjetividad que impide la existencia de la memoria histórica, o sea la condición sine-qua non para la utopía y el proyecto étnico-político transformador. Pero esta subjetividad no está en blanco, tiende a ser el soporte necesario para la mimetización a la que aludimos antes. Se observan normas y propuestas de acción comunicada por el mundo dominante externo, accesible en el espacio interno a su mundo. Oscilará entonces entre la frustración y el consiguiente despliegue narcisista pasivo en la sumisión, o en la explosión de la violencia fragmentaria, individualista y compulsiva, que tiende a destruir ciegamente el objeto de realización que se le niega en su propio espacio. La inaccesibilidad a los objetos que han sido inducidos a desear, lo convierte en un insaciable y a veces desesperado buscador de espacios donde ilusoriamente encontrará por fin la posibilidad de concretar su deseo. El latinoamericano, es desde esta perspectiva un “migrante permanente”, del campo a la ciudad, de la pequeña ciudad a la gran ciudad, del pequeño y pobre país, al también relativamente pobre, pero visualizado como el “gran país limítrofe”. Un exiliado de su origen, por razones económicas o políticas, un hombre que está de paso, en tránsito y que padece el desarraigo. O sea, que su propia memoria está abolida.

La masificación en nuestra sociedad tiene una esencial condición en la cual el desarraigo es una clave básica. Esto unido a la errática y diferenciada movilidad social, a la debilidad endémica y originaria del proletariado, hace que la lucha política esté sometida a un patrón compulsivo y repetitivo de relaciones autoritarias. El filósofo latinoamericano legitima este autoritarismo desde la misma fundación del Estado a través del positivismo. La continuidad de la autocracia en el poder es también la ruta del pensamiento filosófico político, dirigido a lograr la hegemonía de la dominación política. El “intelectual orgánico,” que es para Gramsci el protagonista de los múltiples niveles de creación y acción de la “filosofía de la praxis”, sólo aparece en momentos fugaces en la historia de nuestra vida política. Por el contrario, muchos de los que aspiraron a cumplir este cometido adscrito al proyecto de “reforma intelectual y moral”, se convirtieron en eficaces ideólogos y “funcionarios de consenso”.
Así, el recobrar la palabra gramsciana es poner al descubierto un gigantesco lugar vacío en la región latinoamericana.
El lugar de la sociedad civil no nacida. Y denunciar la vigencia de una pasión a pesar de la debilidad, de la incapacidad de aquellos que debieron ser catalizadores de la conmoción y la transformación radical del “sentido común” rutinario: los intelectuales orgánicos como sujetos de una sociedad civil capaces desde un “nuevo principe”de participar en la gestación una “nueva hegemonia”, en un proyecto de “reforma intelectual y moral”

2 comentarios:

Blogger militante ha dicho...

Muy Bien

24 de diciembre de 2007, 1:25

 
Blogger Roberto ha dicho...

No sabía de la existencia de la página. Estoy leyendo Gramsci y la educación, ayudemos a nuestros niños, jóvenes y padres en contra de la mentira emanada desde el poder. La educación nos liberará

18 de noviembre de 2012, 19:45

 

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